El último vuelo
Consigna: Elegir uno de los siguientes comienzos (Estaba haciendo calor, el sol le estaba quemando la nuca) y escribir un cuento que empiece con la frase elegida y que incluya alguna de las siguientes conjuntos de oraciones (Hace frío. - Se divisa un velero. - No quiero)
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El último vuelo
La empresa le había concedido como deseo de jubilación elegir el destino que quisiera para finalizar su carrera por los cielos, así que optó por su favorito, Ushuaia. Le recordaba a su infancia en la Patagonia austral, jugando con sus padres y hermanas en la nieve. Hay que mencionar también, que el aeropuerto de esta ciudad es bastante complicado para aterrizar por cuestiones climáticas y geográficas, lo que le daba a la mujer una ultima cuota de osadía.
Todo transcurrió normalmente: reunión integra de tripulación, chequeo de equipamiento de emergencia, catering a bordo y embarque de los pasajeros. Al saludar a las personas mientras ingresaban al avión, Laura recordó nostálgica sus primeros años en la compañía, cuando en su clásico "bienvenido a bordo" se notaba nerviosismo e inexperiencia.
Su reloj de aguja marcaba las 17:00 cuando el avión comenzó a despegar, y al ver la Capital Federal desde arriba y alejándose, la mujer soltó un par de lagrimas: se había terminado una etapa. Todo el vuelo se desarrollo en condiciones normales y fueron momentos muy amenos para Laura, ya que sus compañeros le hicieron una despedida a bordo, con una torta y cotillón, a lo que los pasajeros también se unieron.
Se hicieron las 19:30 y por el ojo de buey*se comenzaron a divisar los cordones montañosos con sus cimas color blanco y el inconfundible canal Beagle. Todos sentados en sus posiciones, aguardaban el momento del aterrizaje, pero cuando las primeras ruedas del avión tocaron el suelo se escuchó un sonido explosivo e inmediatamente la nariz bajó bruscamente como si se clavara en la pista. La nave no lograba perder velocidad aunque solo le quedaran dos neumáticos sanos y Laura sabia bien que de no frenar inmediatamente terminarían dentro de las gélidas aguas del canal.
El intercomunicador entre la cabina de mando y la tripulación sonó y el comandante avisó que era inevitable acabar hundidos. Había que estar listos para evacuación con balsas inmediatamente.
Los gritos de los pasajeros no dejaron escuchar el ruido del impacto del avión sobre el caudal. Laura sabia exactamente que debía hacer. Sin perder un segundo mas, abrió la salida de emergencia y desplegó la balsa de evacuación marítima. Hacía frío y las brisas le helaban la cara. A lo lejos se divisaba un velero que iba en dirección a la nave siniestrada. Pensó para sus adentros: "no quiero" pero no era momento de tener miedo, ciento setenta vidas estaban dentro y era su responsabilidad sacar a todos intactos.
Mientras los pasajeros saltaban a la balsa, inmovilizados por el shock y la desesperación, la señora pensó en lo que el destino le había "obsequiado" para el último vuelo.
*ojo de buey: ventanilla circular pequeña de las salidas de emergencia de un avión.
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