Reescrituras microcuento
Reescritura 1: género policial.
Me desperté asustado con el ruido de la alarma. Eran las 8 en punto. Ni bien me senté sobre la cama, aún medio dormido, noté que tenia la garganta reseca y mucha sed. Al principio no me di cuenta porqué, pero a medida que iba recordando los detalles de la pesadilla que había tenido durante la noche, entendí que mi estado se debía a eso. No quiero entrar en detalle sobre esta, simplemente voy a decir que me pasaba algo muy muy malo.
Cuando el reloj dió las 8:30, ya me encontraba desayunando mi taza de café bien cargado y dos tostadas con manteca, cuidando de no mancharme la camisa que estaba impecable. Había dejado mi traje sobre el sillón del living limpio y planchado el día anterior, así esta mañana simplemente me cambiaba, desayunaba y me iba a ver al comisario. Debo admitir que cuando recibí su llamado y me pidió expresamente que fuera a verlo a la brevedad, sentí un temblor interno, aunque luego me calmé y me dije a mí mismo: "tranquilízate, nadie lo sabe".
El tráfico de la ciudad fue caótico como siempre, y me demoré veinte minutos en llegar a la comisaria. Me anuncié, y el oficial del mostrador me informó que sería atendido en unos minutos, cuando el comisario finalizara una llamada.
Fueron cinco minutos que parecieron horas, hasta que finalmente entré al despacho. La cara de Mario incitaba terror. Automáticamente, me dijo: "encontraron el libro del monje, todo lo que escribió esta ahí, aunque no encuentren el cuerpo, ya nos atraparon."
Al escuchar esto, mi cara estaba llena de gotas de transpiración. Creo que mi sueño fue una especie de premonición, algo muy muy malo me estaba ocurriendo.
Reescritura 2: género ciencia ficción.
Hoy se cumple un año de que mi líder supremo me asignó una misión en el planeta Tierra. Claro que no fue fácil el primer tiempo. La transformación de mi cuerpo en un cuerpo humano fue lo de menos, hasta incluso me gusta mi figura de hoy. Pero con lo que tuve que lidiar fue con aprender el idioma del país donde fui asignado: Argentina. El español es un idioma terriblemente difícil. Si le cuesta a un terrícola aprenderlo, imagínense a un extraterrestre.
Mi tarea fue sencilla, a diferencia de mis compañeros que tuvieron que enfrentarse a muchos peligros en otros rincones del Universo. Tenía que observar las conductas humanas, sus culturas, formas de vida, y que idea tienen sobre las formas de vida de otras galaxias. La última ciudad que me tocó fue Mar del Plata, muy linda y con algo novedoso que acá llaman "playa".
Una vez que finalicé mi informe, parece que mi superior quedó satisfecho porque me ordenó inmediatamente volver a mi planeta. Las instrucciones para hacerlo estaban en un libro que encontraría en la biblioteca de la ciudad.
Ya antes de llegar a la Tierra, sabía como era este libro con el que volvería a mi casa, así que sin mas me encaminé a buscarlo. Cuando llegué y lo abrí, la orden estaba escrita en mi lenguaje nativo y decía: "portal abierto en el edificio Torreón del Monje". No me costó encontrarlo porque esta construcción se diferenciaba bastante de otras y solía pasar frente a el en mis paseos de la tarde.
Al llegar a la habitación de una de las torres, en una de las paredes estaba el portal. Sin dudarlo me abalancé sobre el y desaparecí.
Lo único que recuerdo del trance del viaje es como mis manos y pies humanos volvían a tomar la forma característica de garras afiladas, con su tono color verde oscuro.
Reescritura 3: género leyenda
Cuenta una leyenda muy popular en Oriente, que un frío día de invierno, un viejo monje Tibetano, en su lecho de muerte, ingresó a la sección prohibida de la biblioteca del monasterio al amanecer. Sabía que al hacerlo, estaba cometiendo una gran falta al quebrantar las reglas, pero como no le quedaban muchos días se arriesgó. Una vez dentro, tomó y se llevó consigo el libro azul oscuro que sabía que, de tocarlo o incluso verlo ocasionaría su inmediata expulsión de la orden.
Luego, salió de los patios del edificio y se dispuso a enterrarlo. Para que se distinga el lugar, dejó sobre este cuatro piedras del monte. Dos rojizas y dos negras.
Según los lugareños, quien encuentre el libro que el hombre escondió, se hará con el paradero de uno de los objetos perdidos más buscados de la historia de la humanidad, que contiene dentro las tablas de los mandamientos de Moisés: el Arca de la Alianza.
* aclaro que esta leyenda es totalmente ficticia.
Me desperté asustado con el ruido de la alarma. Eran las 8 en punto. Ni bien me senté sobre la cama, aún medio dormido, noté que tenia la garganta reseca y mucha sed. Al principio no me di cuenta porqué, pero a medida que iba recordando los detalles de la pesadilla que había tenido durante la noche, entendí que mi estado se debía a eso. No quiero entrar en detalle sobre esta, simplemente voy a decir que me pasaba algo muy muy malo.
Cuando el reloj dió las 8:30, ya me encontraba desayunando mi taza de café bien cargado y dos tostadas con manteca, cuidando de no mancharme la camisa que estaba impecable. Había dejado mi traje sobre el sillón del living limpio y planchado el día anterior, así esta mañana simplemente me cambiaba, desayunaba y me iba a ver al comisario. Debo admitir que cuando recibí su llamado y me pidió expresamente que fuera a verlo a la brevedad, sentí un temblor interno, aunque luego me calmé y me dije a mí mismo: "tranquilízate, nadie lo sabe".
El tráfico de la ciudad fue caótico como siempre, y me demoré veinte minutos en llegar a la comisaria. Me anuncié, y el oficial del mostrador me informó que sería atendido en unos minutos, cuando el comisario finalizara una llamada.
Fueron cinco minutos que parecieron horas, hasta que finalmente entré al despacho. La cara de Mario incitaba terror. Automáticamente, me dijo: "encontraron el libro del monje, todo lo que escribió esta ahí, aunque no encuentren el cuerpo, ya nos atraparon."
Al escuchar esto, mi cara estaba llena de gotas de transpiración. Creo que mi sueño fue una especie de premonición, algo muy muy malo me estaba ocurriendo.
Reescritura 2: género ciencia ficción.
Hoy se cumple un año de que mi líder supremo me asignó una misión en el planeta Tierra. Claro que no fue fácil el primer tiempo. La transformación de mi cuerpo en un cuerpo humano fue lo de menos, hasta incluso me gusta mi figura de hoy. Pero con lo que tuve que lidiar fue con aprender el idioma del país donde fui asignado: Argentina. El español es un idioma terriblemente difícil. Si le cuesta a un terrícola aprenderlo, imagínense a un extraterrestre.
Mi tarea fue sencilla, a diferencia de mis compañeros que tuvieron que enfrentarse a muchos peligros en otros rincones del Universo. Tenía que observar las conductas humanas, sus culturas, formas de vida, y que idea tienen sobre las formas de vida de otras galaxias. La última ciudad que me tocó fue Mar del Plata, muy linda y con algo novedoso que acá llaman "playa".
Una vez que finalicé mi informe, parece que mi superior quedó satisfecho porque me ordenó inmediatamente volver a mi planeta. Las instrucciones para hacerlo estaban en un libro que encontraría en la biblioteca de la ciudad.
Ya antes de llegar a la Tierra, sabía como era este libro con el que volvería a mi casa, así que sin mas me encaminé a buscarlo. Cuando llegué y lo abrí, la orden estaba escrita en mi lenguaje nativo y decía: "portal abierto en el edificio Torreón del Monje". No me costó encontrarlo porque esta construcción se diferenciaba bastante de otras y solía pasar frente a el en mis paseos de la tarde.
Al llegar a la habitación de una de las torres, en una de las paredes estaba el portal. Sin dudarlo me abalancé sobre el y desaparecí.
Lo único que recuerdo del trance del viaje es como mis manos y pies humanos volvían a tomar la forma característica de garras afiladas, con su tono color verde oscuro.
Reescritura 3: género leyenda
Cuenta una leyenda muy popular en Oriente, que un frío día de invierno, un viejo monje Tibetano, en su lecho de muerte, ingresó a la sección prohibida de la biblioteca del monasterio al amanecer. Sabía que al hacerlo, estaba cometiendo una gran falta al quebrantar las reglas, pero como no le quedaban muchos días se arriesgó. Una vez dentro, tomó y se llevó consigo el libro azul oscuro que sabía que, de tocarlo o incluso verlo ocasionaría su inmediata expulsión de la orden.
Luego, salió de los patios del edificio y se dispuso a enterrarlo. Para que se distinga el lugar, dejó sobre este cuatro piedras del monte. Dos rojizas y dos negras.
Según los lugareños, quien encuentre el libro que el hombre escondió, se hará con el paradero de uno de los objetos perdidos más buscados de la historia de la humanidad, que contiene dentro las tablas de los mandamientos de Moisés: el Arca de la Alianza.
* aclaro que esta leyenda es totalmente ficticia.
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