Microcuento
Suponete que debes caminar kilómetros y kilómetros sin rumbo. Cansado y sediento. Imaginando que te desplomarás y caerás al suelo y no habrá nadie para ayudarte. Pero decidís seguir, a algún lado tenés que llegar.
Lo único certero que te dieron es una pequeña instrucción sobre como es, visualmente, el lugar a donde tenés que llegar para refugiarte. Afuera, corrés peligro constantemente.
A lo lejos lo divisas, es mucho mas chico de lo que pensabas. Casi sin fuerzas, tocas la puerta y te abre la puerta un monje de extraños rasgos. Parece de las comunidades tibetanas que ves por la televisión.
Luego de que te da un poco de agua, te conduce por un pasillo y abre un gran libro. Al instante, observas claramente tu nombre escrito bien grande, junto a los demás sobrevivientes del apocalipsis. Con tan solo escuchar eso, recobras la energía denuevo. Tenés que continuar y cumplir el objetivo.
Lo único certero que te dieron es una pequeña instrucción sobre como es, visualmente, el lugar a donde tenés que llegar para refugiarte. Afuera, corrés peligro constantemente.
A lo lejos lo divisas, es mucho mas chico de lo que pensabas. Casi sin fuerzas, tocas la puerta y te abre la puerta un monje de extraños rasgos. Parece de las comunidades tibetanas que ves por la televisión.
Luego de que te da un poco de agua, te conduce por un pasillo y abre un gran libro. Al instante, observas claramente tu nombre escrito bien grande, junto a los demás sobrevivientes del apocalipsis. Con tan solo escuchar eso, recobras la energía denuevo. Tenés que continuar y cumplir el objetivo.
Comentarios
Publicar un comentario